“Esta ley, si funciona, va a ser cara”

El ministro de Educación asegura que las amenazas de insumisión de varios Gobiernos autonómicos no le "quitan el sueño"

José Ignacio Wert (Madrid, 1950) ha logrado cumplir solo a medias el mandato de Mariano Rajoy el día de su investidura, en 2011, cuando dijo: “No podemos permitirnos el lujo de replantearnos el modelo de nuestra educación al compás de cada cambio de Gobierno, por lo tanto, buscaremos el más amplio consenso para abordar los cambios que requiere la situación actual”. La reforma, la polémica ley Wert para intentar acabar con el abandono escolar [24,9%, casi el doble que la media de la UE], ha prosperado, sí. Pero el único consenso que han logrado sus reválidas, el mayor peso que otorga a la Religión o el apoyo a la concertada ha sido en contra. La oposición amenaza con recursos ante el Tribunal Constitucional y con derogarla cuando cambien las mayorías; la comunidad educativa la combate con un millón de firmas y una huelga el día 24; comunidades como Cataluña y País Vasco se declaran insumisas. Y el Consejo de Estado manifiesta sus serias dudas de que el soporte financiero para poner en marcha en dos años la séptima ley orgánica de la democracia sea suficiente. En un momento de asfixia financiera, tras unos recortes en educación que superan los 6.400 millones, el propio Wert admite que la reforma nace con más ambición que fondos: “Si funciona, va a ser cara”.

Pregunta. Dos años después, la Ley para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) tiene un consenso unicolor. ¿Qué ha fallado?

Respuesta. Es evidente que el consenso no se ha producido. Pero no será porque no se ha intentado. Un pacto de Estado requiere el acuerdo de las dos principales fuerzas políticas, sin perjuicio de que será más rico cuanta más diversidad incorpore. El PSOE nos dijo al inicio que una línea roja era no tocar la LOE [la ley hoy en vigor]. Nosotros decidimos reformarla parcialmente. Creía y sigo creyendo que en las cuestiones medulares de la ley la distancia no es tanta ni puede haberla. En todo caso, en democracia el nivel de consenso se expresa en número de votos. Desde ese punto de vista, esta ley tiene casi el mismo consenso que la anterior..

P. ¿Lo siente como un fracaso?

R. Lo siento como una ocasión perdida.

P. ¿Y cuál era la urgencia de aprobarla con la oposición y el sector educativo en contra?

R. De esta ley se empezó a hablar al mes y medio de llegar yo al Gobierno y ha tenido un procedimiento de diálogo y elaboración enormemente minucioso. Si los resultados educativos no son buenos cabe preguntarse si tiene que ver con la ley educativa. Y, además, en una época en que hay cambios sociales, laborales y tecnológicos tan importantes es imprescindible adaptar las leyes.

P. La incertidumbre que se cierne sobre la ley por las amenazas de insumisión y los recursos difícilmente redundará en una mejora educativa.

R. Espero que nadie se lo tome como una desconsideración, pero a mí ni las amenazas de insumisión ni los recursos al Constitucional me quitan el sueño. En el informe que ha hecho el Consejo de Estado no hay ninguna observación acerca del asunto competencial.

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